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ERRORES AL ESCRIBIR UNA NOVELA Y SUS SOLUCIONES

1. Un mal argumento

Uno de los principales errores al escribir una novela es elegir un mal argumento.

Cuando piensas en hacer una novela, puede que exista un tema que te apasione y consideres que es muy buena idea transformarlo en un libro, pero no siempre es así.

La vida de tu gato contada en primera persona o una disertación sobre las diferentes especies de loros probablemente no interesen a la mayoría de los lectores.

También puede suceder que hayas dado con una historia atractiva, pero que no la hayas sabido manejar con acierto.

Solución: sencillamente, desechar la idea y buscar otra. O escribir de nuevo toda la novela, pero de manera diferente.

2. Un argumento poco definido

Un thriller sin la suficiente tensión, una comedia sin gracia o una historia de amor sin romanticismo…  Al escribir una novela hay que reforzar el argumento, incidir en aquellos puntos cruciales para su desarrollo.

No vas a enganchar al lector y mucho menos llamar la atención de un editor con una novela cuya trama se desarrolle a medio gas.

Solución: reescribir aquellas partes que deberían dar su esencia a la novela, añadir nuevas escenas que aporten romanticismo, humor o tensión (según el género de nuestra novela) incluyendo en ellas pequeños clímax narrativos.

3. Seguir las modas

Uno de los errores al escribir una novela, frecuente sobre todo en escritores primerizos que quieren escribir, pero no saben sobre qué, es seguir las modas.

Stephenie Meyer ha triunfado con su saga vampírica, pero imitarla no significa que vayas a correr su misma suerte. ¿Quién querría leer una copia cuando tiene a mano el original?

Sobre todo al dar nuestros primeros pasos en la escritura, imitar no es malo. Pero si piensas escribir una novela siguiendo los géneros de moda, lo mejor es que tengas algún rasgo de originalidad que sea capaz de diferenciarte del resto de escritores que también han decidido adscribirse al género que triunfa en el momento.

Solución: probar a encontrar nuestras propias historias, ajenos a cualquier moda o corriente.

4. Falta de gancho

Puede suceder que tu novela sea sencillamente perfecta: tu estilo es bueno, el argumento está bien desarrollado, los personajes son atractivos… es una novela que podría venderse bien o que tiene grandes posibilidades de interesar a un editor.

Y, sin embargo, algo le falta, algo que la diferencie del resto de novelas correctas que esperan su oportunidad. Es simple: no has encontrado el concepto, el ángulo, el punto de vista que logre diferenciar tu novela del resto.

Solución: repasar la novela atentamente en busca de algún aspecto ya existente en ella y, a continuación, dar con la manera de potenciarlo, de convertirlo en un elemento distintivo y original.

5. Mala ortografía

Faltas de ortografía, inconsistencias gramaticales, vicios del lenguaje, errores de puntuación…
Ortografía y gramática no son aspectos menores, sino que están pensados para facilitar la lectura y comprensión del texto.

Además, la mala ortografía casi siempre va unida a una prosa descuidada, que necesita mucho más trabajo, y denota una absoluta falta de interés del escritor por el lenguaje, que a fin de cuentas es su herramienta de trabajo.

No importa lo buena que sea tu novela, la mayoría de los lectores la abandonaran cuando vean que no te has tomado siquiera la molestia de pasarle el corrector del procesador de textos.

Solución: en principio es sencilla: corregir el texto. Repasa las normas ortográficas para hacerlo tú mismo o busca ayuda profesional. Pero ten presente que, muchas veces,  los manuscritos no necesitan una corrección de estilo, sino una mejor escritura, así que volvemos al principio: repasa las normas de ortografía.

6. Falta de claridad en la prosa

La característica fundamental de la escritura debe ser la sencillez para transmitir el significado de manera clara e inequívoca.

Parece sencillo, pero no lo es.

Al escribir una novela trata de encontrar un estilo esmerado y no fuerces una escritura ampulosa, llena de frases que pretenden ser citas.

Aprende a manejar con soltura el lenguaje (lo decimos de nuevo, es tu herramienta de trabajo), conoce el significado de las palabras que utilizas.

El objetivo no es impresionar al lector con la riqueza de tu vocabulario (aunque si tienes un vocabulario rico, mejor), sino lograr que el lector se forme una imagen exacta en su mente de lo que le estás narrando.

Solución: A veces basta con una revisión rigurosa, pero nuevamente nos encontramos con la realidad de que una prosa poco clara es síntoma de un texto que necesita aún mucho trabajo antes de poder ser editado.

7. Lenguaje ampuloso

La función del lenguaje es comunicar, pero trata de hacerlo usando el menor número de palabras posibles.

Sin embargo, a veces pensamos que escribir literatura consiste en amontonar palabras, en escribir largas frases redundantes. Mejor evita eso.

El consejo de Stephen King es que trates de reducir el texto en un diez por ciento, para eliminar así todas las palabras y frases superfluas.

Solución: Una vez más, puede ser suficiente con una revisión rigurosa, pero de nuevo la incontinencia verbal puede ser síntoma de que un texto que necesita aún mucho trabajo antes de poder ser editado.



8. Lenguaje exagerado

Un buen escritor trata de que las palabras que elige estén al servicio de la idea central de su novela. 

Pero a veces, se lleva ese concepto al extremo y la narración acaba por recargarse de términos que pretenden trasmitir dicha, ira, terror…

No abuses del diccionario de sinónimos, evita las redundancias, no trates de crear sensaciones a fuerza de recargar el texto o lograrás abrumar al lector.

Solución: elegir bien las palabras y no vacilar en eliminar todas aquellas que resulten repetitivas o superfluas.

9. Clichés

Los clichés son los grandes enemigos de la originalidad.

El problema es que están tan inscritos en el imaginario colectivo que muchas veces se cae en ellos sin darse cuenta y de pronto una pelirroja apasionada se infiltra en tu novela, una escena romántica sucede ante el fuego encendido de una chimenea o el asesino tiene una mirada acerada.

Aun peor, hay ciertos argumentos que han acabado por convertirse en cliché y dan lugar a tramas estereotipadas que hacen sentir al lector que ya ha leído antes esa novela.

Solución: es sencilla: se trata de revisar a fondo la novela en busca de cualquier idea, personaje o frase estereotipada y eliminarlos o re elaborarlos.

10. Mal manejo de las transiciones

Uno de los errores al escribir una novela que se encuentra con más frecuencia es que el paso entre las diferentes escenas no está bien manejado.

Estabas narrando los pensamientos de un personaje y, sin una transición clara, empiezas a describir los de otro: o bien tu protagonista estaba en el salón de su casa y de pronto viaja en un coche por la autopista.

Cuando las transiciones no están bien manejadas, causan vértigo y confusión en el lector.

Solución: es muy sencillo enmendar estos fallos al reescribir la novela, solo hay que prestar atención al modo en que una escena se desliza hacia la siguiente.

11. Malas descripciones o falta de ellas

Como en ocasiones los lectores se quejan del exceso de descripciones, hay autores que optan por pasarse al extremo contrario, escatimándolas.

Entonces, la acción parece tener lugar en un vacío blanco y sin rasgos distintivos. O bien las descripciones resultan sosas o desvaídas.

El lector espera ser transportado a un mundo diferente y necesita que la lectura le proporcione las coordenadas para recrearlo en su imaginación.

No es necesario que escribir una novela con el lujo descriptivo del naturalismo, pero no seas tacaño con las descripciones.

Solución: reescribir aquellas descripciones que resulten insulsas o añadir algunas otras allí donde resulte necesario. Como siempre, este fallo puede denotar una prosa débil, que necesita más trabajo.

12. Mal estilo

No es infrecuente encontrar novelas que parten de un buen concepto y donde los diferentes elementos de la trama están bien trabajados pero que, sin embargo, no están bien escritas.

Y es que si quieres que tu novela funcione tiene que estar bien escrita. No basta con que tengas un estilo correcto, tiene que haber algo más.

Solución: prestar atención al estilo. Lo recomendable es haber encontrado un estilo propio antes de lanzarse a escribir una novela.

13. Tramas que se desvanecen

Extraño pero cierto: algunos escritores terminan una novela sin saber realmente qué querían contar o cómo contarlo.

Antes de empezar a escribir debes tener muy claro qué historia quieres contar y cómo vas a hacerlo. No dejes nada al azar.

Solución: a veces no la tiene. Revisar en busca del momento en el que la trama se volvió tan tenue que ya no es posible distinguirla y reescribir desde ahí, haciendo hincapié en qué acciones producen qué efectos hasta llegar al desenlace.

14. Personajes inconsistentes o insulsos

Unos personajes mal trabajados, especialmente cuando se trata del protagonista, pueden arruinar una novela aunque el resto de sus elementos sean brillantes.

Es por medio de los personajes que el lector logrará empatizar con la historia. Suelen fallar porque no te has tomado el trabajo de desarrollarlos lo suficiente y no los conoces más allá de lo que describes en cada momento.

Solución: este es un fallo de solución sencilla, aunque laboriosa. Hay que repasar bien los personajes, construir fichas suele ser una buena opción.

15. Novelas inacabadas

El trabajo de escribir una novela no finaliza cuando se pone el punto final. A continuación viene un trabajo que es igual de importante: la revisión y reescritura.

Muchos escritores obvian este delicado proceso, pero dar por bueno el primer borrador es uno de los peores errores al escribir una novela.

Solución: es normal querer dar por finalizado un trabajo, pero es esencial revisar de manera concienzuda una novela. Hay que empezar por dejarla reposar, a continuación leerla de nuevo, no tener miedo de eliminar lo que sobra, y buscar la manera de mejorar los fallos que pudiera haber. Repasar los quince puntos de esta lista puede ser útil.

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