Una mano, una mano en mi hombro, intentando detener mi
avance. No es su mano, la de ella es más cálida y suave, me hubiera acariciado
si me hubiera visto, lo sé…
- - ¿Qué haces fuera de la camilla? Aún no deberías
ni siquiera estar despierto.- me dijo, una mujer, de voz fuerte, demasiado
fuerte, definitivamente no es ella.
- - Estoy buscándola.- logré decir con una vos que
no supe reconocer como mía.
- - ¿A quién buscas, chico?
- - Una chica, pelo largo, me llega por los hombros,
su voz no es ni aguda ni grave.- contesté, eso era todo lo que podía decir de
ella.- estaba conmigo, es lo único que recuerdo.
- - ¿Una chica joven? ¿De unos 27 años?
- - No lo sé.
- - Chico… llegaste solo aquí, nadie estaba contigo…
- - Mientes.
Acabé forcejeando, queriendo que me dejaran libre, sabía que
ella estaba por alguna parte, no sabía si allí o en otro lugar pero, debía
encontrarla. Logré seguir, hasta que me acorralaron, sabía que me encontraba
rodeado por la cantidad de pasos y manos que me sujetaban.
Mi falta de fuerzas hizo que dejara de resistirme, en algún
momento me levantaría de nuevo, más fuerte, con algo o alguien que me ayudara a
encontrarla, necesitaba saber que había sido de ella. Cuanto tiempo llevaba sin
poder tocarla, volver a saber su nombre, volver a pronunciarlo, deseaba que
volviera a tocarme, reír junto a quien nunca tuvo reparos en ayudar a alguien
como yo.
En la cama en la que desperté, de nuevo en el punto de
partida, solo, escuchando solo las voces de quienes estaban fuera, pensando que
me había rendido, que estaba sumido en sueños de nuevo.
- - Deberías haberle dicho la verdad.- escuché decir
a otra mujer.
- - No, aquella muchacha no quería que se lo
dijéramos, además, acaba de despertar, sería malo darle una noticia como esa.
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