La definición del personaje: ¿Quién es nuestro protagonista?
Las novelas, la literatura en general, nos presenta
personajes concretos cuando los hace actuar para nosotros desde un libro.
Mientras más precisa sea la concreción del personaje es más fácil para el
lector creer que se halla ante una persona real. El primer elemento práctico
para hacerlo es la elaboración de una ficha, donde apuntaremos todos los datos
de nuestro personaje, cuantos más, mejor. Luego le daremos al lector sólo la
información que creamos conveniente, pero para que esa persona se mueva con
naturalidad en nuestra historia el lector debe entender que actúa como su
identidad sugiere que lo haga, no siguiendo un guión arbitrario sino
reaccionando a lo que le pasa, tomando sus decisiones.
Fichas de personaje: estas son como
identikits de la policía y nos dan un vistazo general de la persona, de forma
global. La información que contienen suele ser:
- Nombre. Un aspecto muy importante que no hay que tomar a la ligera.
- Biografía. Más profunda cuanto más protagonismo tenga el personaje.
- Biología. Rasgos físicos generales y datos particulares o distintivos de su aspecto.
- Psicología. El mundo interior. Su pasado. Carácter, temores metas y anhelos.
- Entorno. Los lugares en los que se lo suele encontrar.
- Interacción. Forma de hablar y de relacionarse con el mundo.
Nombre:
Es lo primero que pensaremos, es como bautizar un niño cuando nace. Pero en este caso
también debe estar en concordancia con su entorno en la historia. Nos llamaría
la atención que en las cavernas, en el mundo del hombre primitivo, el jefe de
la tribu se llame Kevin, o Archivaldo. Elegir el nombre debe tener lógica en el
conjunto de la historia, decir algo del personaje pero no ser muy evidente ni
exagerado. Si nos vemos tentados a poner a nuestros personajes nombres comunes
(Juan, María, etc.) hay una dimensión de ellos que no revelamos y estamos
perdiendo un juego en complicidad con el lector. Para J.R.R. Tolkien era tan
importante el nombre, que sus personajes tenían más de uno, según en dónde y
con quienes estaban. No hubiera sido lo mismo si el protagonista de El nombre de la rosa de Umberto Eco, hubiese sido
el Padre John en vez de Guillermo de Baskerville.
Como nuevos escritores, es probable que nuestros personajes
pasen por varios nombres antes de decidirnos por uno; por suerte los
procesadores de texto tienen la función buscar/remplazar, tan útil en estos
casos.
Biografía:
La física de las novelas de ficción no admite
arbitrariedades, todo se da con una relación causa-efecto clara e inevitable so
pena de ser inconsistentes o caer en la falta de credibilidad. Por eso es
fundamental conocer la historia de nuestro personaje para entender su presente.
Y digo para entenderlo nosotros como escritores, porque no es necesario
desvelarlo a los lectores si no lo consideramos parte de la trama, pero sí es
imprescindible para escribir cómo reaccionará el personaje a lo largo de la
historia de forma coherente con su personalidad y su pasado.
Los datos básicos que debemos saber:
- Año y lugar de nacimiento.
- Padre, madres y familia cercana (hermanos, tíos, mujer, hijos, suegros).
- Sus primeros años.
- Su educación. Habilidades o la falta de ellas.
- Éxitos y fracasos. Logros y decepciones.
- Para un personaje que tiene 10 años, en una novela que relata unos meses de su vida es todo bastante simple. Pero para un personaje adulto en una historia épica de treinta años de duración deberemos hacer varias mini biografías que nos actualicen el personaje con el paso del tiempo.
Biología:
Al principio de nuestra novela, cuando estamos dando forma a
la historia, generalmente pensamos en nuestros personajes de forma vaga, como
en una nebulosa en que intuimos ciertos rasgos de su aspecto físico, pero sin
concretarles. Imaginar la apariencia física de nuestro personaje con cierta
nitidez nos ayudará a mostrárselo al lector. Una buena manera de fijar un
personaje en forma física es haciendo una especie de “casting” y encontrando
una foto en internet que vaya con nuestra idea general de la persona que
estamos creando. Con personas y rostros reales se hará más fácil definirles.
Luego vamos un poco más profundo
¿Es alto o bajo?, ¿delgado, gordo, contextura media?, ¿Cuál es la forma de su
cuerpo? ¿De qué color es su pelo, cómo lo peina?, ¿De qué color son sus ojos?
Luego pensemos en rasgos distintivos, como en una ficha policial, ¿Qué lo hace diferente?, ¿Tiene marcas, lunares, cicatrices?, ¿Tiene un olor particular, agradable o lo contrario? (No se olvide de usar todos los sentidos al crear perfiles de los personajes.)
Luego pensemos en rasgos distintivos, como en una ficha policial, ¿Qué lo hace diferente?, ¿Tiene marcas, lunares, cicatrices?, ¿Tiene un olor particular, agradable o lo contrario? (No se olvide de usar todos los sentidos al crear perfiles de los personajes.)
El tercer escalón en la descripción es la imagen que
transmite, ¿Qué ropa viste?, ¿Utiliza siempre alguna cosa singular, como un
bastón, anteojos, una Magnum 44?, ¿Tiene una forma particular de caminar,
correr, pararse, sentarse, rascarse la cabeza?
Llegados a este punto podemos escribir páginas y páginas que
describen a nuestros personajes de ficción físicamente, pero hay que ser
cuidadoso y no perder el tiempo. Un buen comienzo es escribir una breve
impresión general de cómo se ve un personaje de ficción, junto con su foto de
internet (cuidado que esto de las fotos es para uso estrictamente personal,
podemos tener personajes basados en Sharon Stone en Basic Instinct o en el payaso malvado de It, pero es nuestra historia la que debe despegarlos de
la foto plana y darles su propia dimensión.)
Para personajes secundarios generalmente se hace una
descripción por adición, que va creciendo a medida que debemos resolver
aspectos puntuales mientras evoluciona la novela.
Se puede ir ampliando las descripciones todo lo que
deseemos, pero seguro que los bocetos de los tres personajes de ficción
anteriores son suficientes para que cualquiera se los pueda imaginar
físicamente. Cualquier otro detalle que necesitemos se puede ir agregando a la
descripción una vez que pongamos al personaje en una situación específica,
durante la fase de redacción los detalles correctos surgen mucho más
fácilmente.
Así pues, no pierda demasiado tiempo en la descripción
física al crear perfiles de los personajes. Escriba lo suficiente como para ser
capaz de imaginarlos actuando en las imágenes mentales de nuestras novelas,
esas mismas historias los irán completando.
Psicología:
El mundo interior de nuestro personaje hará que actúe de una
forma y no de otra, lo hará reaccionar ante ciertos estímulos de una forma
determinada, todos sabemos cómo se pone Marty McFly cuando le dicen “gallina”.
Para conocer su aspecto psicológico, hay que definir algunos
puntos primordiales como son su carácter primario, nivel intelectual, deseos,
temores y sus metas. Lo que lleva adelante a un personaje a través de la novela
es la meta que quiere lograr, el camino para hacerlo estará condicionado por
sus deseos y temores, que nos dará a conocer por medio de su carácter.
Como la descripción física, la psicología de nuestro
personaje irá creciendo con el relato, pero el tener bien definidos los
aspectos básicos es primordial para saber que hará una vez puesto en situación.
Recordemos que toda reacción en la novela debe tener su causa debidamente
explicada, por eso si nuestro personaje actúa de una manera particular su
pasado debe explicarlo.
Para hacer un retrato que explique la naturaleza esencial de
nuestro personaje tenemos algunas preguntas que pueden ayudarnos:
- ¿Son felices o infelices?
- ¿Son optimistas o pesimistas?
- ¿Son aventureros y arrojados o tienden hacia la vida familiar?
- ¿Cuál es su temperamento básico, su estado natural? ¿Están de mal humor?
- ¿Cuáles son sus creencias religiosas o espirituales?
- ¿Son el alma de la fiesta o se quedan tranquilos en una esquina?
- ¿Son de izquierdas, de derechas, o no les interesa la política?
- ¿Creen que la gente es básicamente buena, o no confían en nadie?
- ¿Piensan que la vida es genial y no pueden esperar a salir de la cama cada mañana, o ellos creen que la vida es una especie de broma de mal gusto?
- ¿Son el tipo de persona que cree en una teoría de la conspiración?
- ¿Necesitan un “algo” para pasar el día? (Desde café hasta drogas duras.)
- ¿Qué es lo que temen y cómo reaccionan a ello?
- ¿De qué se sienten culpables?
- ¿Tienen algo que ocultar? ¿Hasta dónde llegarían para hacerlo?
- ¿Son románticos o realistas?
- ¿Tienen un niño interior?
- ¿Son sensibles o no? ¿Son conscientes?
Estoy seguro de que esta lista apenas rasca la superficie, pero puede dar una idea de la clase de cosas que usted debe buscar en el aspecto psicológico. Cuando nos atasquemos, podemos intentar avanzar con la siguiente pregunta:
Si tuviera que describir a un personaje con tres adjetivos,
¿cuáles serían …
¿Nervioso, crédulo, inseguro?
¿Mediocre, materialista cínico?
¿Romántica, ingenua, inmadura?
¿Generoso, sensible, amable?
¿Mediocre, materialista cínico?
¿Romántica, ingenua, inmadura?
¿Generoso, sensible, amable?
Si usted tiene claro estos tres adjetivos que describen cada
personaje, por lo menos puede tener una base sólida sobre la que empezar a
construirlos a medida que avance la historia.
Entorno:
¿Dónde vive nuestro personaje? ¿Dónde
trabaja? ¿Dónde pasa la mayor parte de su tiempo? La descripción de los lugares
que habita y frecuenta nos dan una pauta sobre la clase de persona que es y
cómo se relaciona con su entorno. No es necesario abundar en descripciones que
harían más lenta y pesada nuestra novela, sólo es preciso que nosotros lo
tengamos claro como escritores y quizás mencionemos aspectos puntuales, como lo
pulcro y ordenado que tiene su escritorio, o lo oscuro y deprimente que es el
bar donde pasa cada tarde.
Interacción.
Esto significa de qué forma reacciona y se comunica con su
entorno día a día. La pregunta más importante en éste apartado es ¿Cómo habla?,
de allí se desprenden otros rasgos que definen a nuestros personajes, como las
palabras que usa, la jerga, el tono, la sintaxis…
Desde el punto de vista intelectual:
- ¿Utilizan las palabras largas y elegantes o frases cortas y monosílabos?
- ¿Son educados o incultos? ¿Utilizan una gramática precisa, pobre o algo intermedio?
- ¿Maldicen todo el tiempo o sólo cuando llegan a su pulgar con un martillo? ¿Nunca?
- ¿Cuál es su mala palabra favorita? ¿Utilizan lenguaje soez u ofensivo?
- ¿Tienen frases latiguillo, o frases inusuales? ¿Citan a otra gente? ¿Dicen siempre refranes?
- Y desde el punto de vista físico:
- ¿Es su voz baja o alta en el tono?
- ¿Tienen un vozarrón claro y potente o la gente se debe esforzar para escucharlos?
- ¿Hablan de manera diferente a diferentes personas y en diferentes situaciones?
- ¿Son buenos imitadores?
- ¿Tienen un tartamudeo o algún otro impedimento en el habla?
- ¿Charlan fácil y de forma distendida, o son lacónicos como Clint Eastwood?
Ah, y no olvide lo siguiente…
- ¿Cuál es su risa? ¿Tienen sentido del humor?
- ¿Miran a los ojos cuando hablan o hacia abajo sus zapatos?
- ¿Hay hábitos o gestos relacionados con la forma de hablar, un tic facial tal vez?
- ¿Hacen gestos con las manos? ¿Son delicados manipulando cosas?
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