Una mano, una mano en mi hombro, intentando detener mi avance. No es su mano, la de ella es más cálida y suave, me hubiera acariciado si me hubiera visto, lo sé… - - ¿Qué haces fuera de la camilla? Aún no deberías ni siquiera estar despierto.- me dijo, una mujer, de voz fuerte, demasiado fuerte, definitivamente no es ella. - - Estoy buscándola.- logré decir con una vos que no supe reconocer como mía. - - ¿A quién buscas, chico? - - Una chica, pelo largo, me llega por los hombros, su voz no es ni aguda ni grave.- contesté, eso era todo lo que podía decir de ella.- estaba conmigo, es lo único que recuerdo. - - ¿Una chica joven? ¿De unos 27 años? - - No lo sé. - - Chico… lleg...
Desperté, por fin, no sé dónde ni en qué condición. Lo único que me era conocido era la oscuridad eterna en la que llevaba sumergido toda la vida. Lo primero que hice fue llamarte, pero no era capaz de recordar tu nombre, aunque sí el tacto de tu piel, la suavidad de tu pelo y voz. Mis manos recorrieron mi cara, mi cabeza. La venda que la cubría me dio algunas pistas. Me levanté sin mediar palabra con las paredes o con mi propio cuerpo, no me sentía fuerte como para correr, pero sí podía caminar, aunque a duras penas. Me aventuré, apoyándome en solo Dios sabe qué a llegar a la pared, no sé cuantas veces tropecé con muebles o personas, mi único motivo para despertar había sido tu ausencia y ahora todas mis fuerzas estaban concentradas en encontrarte. Con frío, mareado, sintiendo mi cuerpo tan pesado como el plomo, pero con la fuerza de voluntad intacta. Solo quiero encontrarte, solo quiero volver a escuchar mi nombre de tus labios, solo te quiero a ti, conmigo. Que vue...